Fue la cifra exacta de turismos, furgonetas y motocicletas que recibieron el agua bendita en la tradición bendición ante el patrón de conductores y taxistas, cuya imagen después salió en procesión a hombros por vigésimo octava ocasión consecutiva. La misa fue presidida por el vicario de Cartagena, José Abellán, siendo novedad la ausencia de políticos en una jornada que cierra los festejos de la barriada cartagenera.


Se dice que la bendición de San Cristóbal salvaguarda a los vehículos de accidentes durante un año. Nadie sabe si es cierto o no, pero muchos lo creen y por ello es habitual ver algunos repetir año tras año. “No sé si será cierto, pero a mí me funciona”, decía uno de los conductores. Otro, Juan José Vera Pérez, ha recibido el agua bendita en numerosas ocasiones y con diferentes vehículos que siguen sin conocer un accidente. Ahora ha restaurado una vespa con sidecar del año 1960 y no ha tardado en ponerla bajo la bendición del santo.

Cien vehículos exactamente fueron los bendecidos por el párroco, José Luis Riquelme, y José Manuel Martínez Rosique, sacerdote nativo de esta barriada y pregonero de la Semana Santa de Cartagena, quien actualmente es párroco de Calasparra. Antes se celebró una misa en el interior de la iglesia que estuvo concelebrada por varios sacerdotes, siendo presidida por José Abellán, vicario de Cartagena, estando acompañado por los antes mentados junto al expárroco del Cristo de la Salud de Los Dolores, Pedro Luis Tortosa; el arcipreste de Cartagena Urbano, Fernando Gutiérrez Reche; y el arcipreste de Cartagena Este, Ángel Obradors. A diferencia de los años anteriores, llamó la atención la ausencia de políticos en esta jornada.

A su conclusión tuvo lugar la bendición de los vehículos, entre los que figuran turismos de las asociaciones de taxistas de Murcia y de Cartagena. Después comenzó la procesión del santo sobre los hombros del grupo de portapasos de la barriada, tradición que se inició en 1991, pues hasta entonces el ‘paseo’ por su pueblo se llevaba a cabo sobre un turismo. Fue novedoso el recorrido, pues el santo tomó hacia la calle Enrique Navarro hacia la calle Mózart, pasando junto al polideportivo (lugar del recinto de las fiestas), para después regresar a la plaza Manuel de Falla, donde está la iglesia, por la calle Vicente Quirós. El cortejo fue acompañado por la música de la agrupacion musical Maestro Esteban de la barriada de San Ginés. 

La procesión comenzó más tarde de lo habitual, sobre las diez de la noche, debido a dos circunstancias. Por un lado la duración de la misa (casi 75 minutos) y por otro debido a que hubo que esperar la llegada del siguiente turno de trabajo de la patrulla de la Policía Local, según nos informaron. Cerca de la medianoche culminó el capítulo litúrgico de estas fiestas y en el recinto ferial se celebró una fiesta de la espuma que puso el broche a unas fiestas de la barriada de San Cristóbal que han durado once días.